miércoles, 8 de julio de 2009

Musica para nuestro bienestar

Desde las épocas más remotas la música ha acompañado a la humanidad como vehículo de expresión de sus alegrías y tristezas. Presente en muchas de sus actividades, desde el nacimiento hasta la muerte, constituye para el individuo un medio de disfrute, y una vía de evolución social y bienestar espiritual.

Con seguridad podemos afirmar que no ha existido ni una sola civilización que haya prescindido de la música. A través de los tiempos la música ha estado unida al disfrute y bienestar humano, su empleo se ha vinculado con la realización de múltiples actividades, asociada desde un principio de manera indispensable a los rituales religiosos, mágicos y profanos.

La música se ha utilizado también para el acompañamiento de ceremoniales y actos patrióticos, militares, fúnebres, etc. para promover, exaltar o canalizar determinados sentimientos y emociones. De esta forma acompaña a los individuos, desde el nacimiento hasta la muerte, en sus ocios, faenas laborales, conflictos, en fin, en aquellos acontecimientos más importantes de la vida en los que matiza y canaliza sus alegrías y tristezas, sus conflictos y pasiones...

Ya los antiguos conocían del valor y propiedades de la música para promover la salud y el bienestar humano y aprovechaban sus efectos “sanadores”. La música, y también la danza, ocupaban un lugar principal en los distintos ceremoniales y rituales de curación. En los papiros médicos egipcios del año 1500 A.C., se menciona la utilización de la música para estimular la fertilidad en las mujeres; la Biblia nos habla de cómo David la utilizaba para modificar el estado anímico del rey Saúl y sacarlo de su depresión; Aristóteles reconocía su valor benéfico y Platón la recomendaba, conjuntamente con la danza, para la eliminación de fobias y temores. No se dudaba, igualmente, en recomendar la música como factor preventivo para la ira, las penas y las preocupaciones.

La importancia de la música para el bienestar y desarrollo humano, queda claramente expresado en las siguientes reflexiones de G. Agudelo:

“La música es una experiencia que propicia la creatividad, refina la sensibilidad, fortalece el desarrollo intelectual y culmina con el enriquecimiento global de la personalidad del individuo al conformar un ser humano más armonioso en su totalidad. Por ello es de vital importancia concederle al ser humano este derecho desde la primera etapa de la niñez, ya que es en esa fase de la vida cuando el educando adquiere las principales vivencias que aprenderá, asimilará, procesará, repetirá, aplicará y perfeccionará en el campo de sus experiencias personales que más tarde determinarán su desarrollo y conducta emocional, dentro y frente a la sociedad.”.

Las investigaciones más recientes han mostrado que la música, al actuar sobre el sistema nervioso central, favorece la producción de endorfinas, dopamina, acetilcolina y de oxitocina. De las endorfinas se conoce que motivan y elevan las energías para enfrentar los retos de la vida ya que producen alegría y optimismo; disminuyen el dolor y contribuyen a estimular las vivencias de bienestar y de satisfacción existencial.

En apoyo a lo anterior, citamos los hallazgos realizados en un centro de investigación de California, señalado por G. Agudelo y que reza así:

“En el Centro de Investigación de la Adicción de Stanford (California), el científico Abraham Goldstein comprobó que la mitad de las personas estudiadas experimentaban euforia mientras escuchaban música. Las sustancias químicas sanadoras generadas por la alegría y riqueza emocional de la música capacitan al cuerpo para producir sus propios anestésicos y mejorar la actividad inmunitaria. Formuló la teoría de que las “emociones musicales”, es decir, la euforia que produce escuchar cierta música era la consecuencia de la liberación de endorfinas por la glándula pituitaria, como respuesta a la actividad eléctrica que se propaga en una región del cerebro conectada con los centros de control de los sistemas límbico y autónomo.

Estos y otros beneficios de la música se apoyan en sus propiedades, muchas de las cuales han sido objeto de numerosos estudios e investigaciones; así tenemos que algunos de sus elementos como la armonía, la melodía, el ritmo, el volumen o intensidad, la altura o tono y el timbre, ejercen determinadas influencias sobre los sujetos.

La melodía influye directamente sobre el ámbito de la afectividad, se relaciona con estados subjetivos de placer-displacer, alegría-tristeza.

El ritmo, en su condición de elemento dinámico, actúa como un estimulante del estado físico y anímico.

La armonía, cuando es disonante, provoca estados de ansiedad, inquietud o agitación; por el contrario, cuando es consonante, se relaciona con estados de serenidad, equilibrio, estabilidad y reposo.

El timbre o tono, provoca respuestas emocionales diversas de acuerdo con la naturaleza del instrumento; así los de cobre excitan, los de viento impulsan, las cuerdas sedan y los membranófonos calman.

La altura, cuyo equivalente subjetivo es el tono, cuando es alto provoca un estado de cierta excitación o alegría; pero si es excesivo provoca molestias e irritabilidad.

La intensidad, cuando es débil provoca sensación de intimidad y expresa quietud y serenidad; cuando es alta puede provocar molestias psicológicas y físicas (dolor).

Otros efectos de la música han sido señalados, así Benenzon describe los siguientes:

  • Según el ritmo se incrementa o disminuye la energía muscular.
  • Acelera la respiración o altera su regularidad.
  • Produce efectos marcados y variables en la presión sanguínea, el pulso y la función endocrina.
  • Tiende a demorar la fatiga e incrementar el endurecimiento muscular.
  • Aumenta la actividad como escribir a máquina.
  • Puede provocar cambios en el trazado eléctrico del organismo, en el metabolismo y en la síntesis de variados procesos enzimáticos.

Si bien la música resulta un vehículo idóneo para promover la salud y el bienestar humanos, por su demostrada capacidad para influir sobre los procesos psicobiológicos y psicosociales al abrir canales de comunicación, promover la auto-expresión, facilitar el aprendizaje, estimular la memoria, entre otros efectos, también puede tener consecuencias negativas, por lo que se requiere de medidas preventivas, en particular en niños y adolescentes, en cuanto al tipo de música que escuchan y las letras de estas que en algunos casos pueden incitarlos a la violencia, al uso de drogas o al sexo indiscriminado.

La American Academy of Child & Adolescent Psychiatry ha realizado un llamado de atención, en relación con lo anterior, en un artículo publicado en el año 2000, en Internet donde se plantea lo siguiente:

“Una de las preocupaciones de los que se interesan en el desarrollo y crecimiento de los adolescentes son los temas negativos y destructivos de algunos tipos de música rock y de otras clases, incluidos los álbumes de mayor venta promovidos por algunas de las grandes compañías disqueras. Los siguientes temas problemáticos son prominentes:

  • La promoción y exaltación del abuso de drogas y de las bebidas alcohólicas.
  • Las representaciones y las palabras que presentan el suicidio como una “alternativa” o “solución”.
  • La violencia gráfica.
  • Los rituales en los conciertos.
  • Las formas de sexo que enfatizan el control, el sadismo, el masoquismo, el incesto, a los niños que menosprecian a las mujeres y la violencia contra las mujeres.

Otras instituciones, con igual sentido preventivo, hacen un llamado a evitar el hábito de escuchar la música a elevados niveles sonoros, ya que se ha demostrado que provoca hipoacusia o disminución auditiva. El peligro del desarrollo de jóvenes generaciones de hipoacúsicos traería aparejado una serie de consecuencias, tanto para los sujetos individualmente como para la sociedad en su conjunto, entre las que se contarían: dificultades para el aprendizaje, para la comunicación oral, aislamiento y problemas laborales (ubicación).

Promover mediante una adecuada educación musical, un mejor empleo y disfrute de la música, es potenciar la misma como factor indiscutible de salud y bienestar social e individual.

viernes, 3 de julio de 2009

Dormir bien para estar bien y vivir mejor



Un buen descanso nocturno no es sólo una excelente manera de mejorar tu estado de ánimo durante el día. Según estudios recientes, dormir bien te ayuda a vivir más y mejor.

Muchas veces no damos al descanso nocturno la importancia que merece. Investigaciones recientes han demostrado una clara relación entre la cantidad y la calidad del sueño y el estado de la salud y la esperanza de vida. La mayoria de la poblacion, aseguran, "dormimos poco y mal". La falta de sueño genera problemas de salud a la mitad de la población.

Nuestros malos hábitos de sueño influyen de forma negativa en el organismo: dolores de espalda, insomnio crónico, somnolencia diurna, gastroenteritis, hipertensión y cardiopatías son sólo algunas de las nefastas consecuencias que pueden evitarse si seguimos unos sencillos consejos. En el siguiente reportaje, te descubrimos todas las pautas para que mejores la calidad de tu sueño y te levantes cada mañana descansado y lleno de energía.

A dormir también se aprende
Son varios los factores que influyen en la calidad de nuestro descanso. Conseguir mantener unos hábitos adecuados al acostarnos es uno de los principales. Las rutinas antes de dormir son muy importantes, ya que de esta manera acostumbramos al cuerpo a seguir un ciclo regular. La primera recomendación es acostarse en cuanto aparezcan los primeros signos de sueño. Procura dormir el número de horas que necesitas. La mayoría de las personas descansan entre seis y nueve horas diarias, pero no es algo matemático, depende de las necesidades de cada individuo.

Tomar un baño caliente, un vaso de leche templada o escuchar música tranquila son actividades relajantes que nos ayudarán a conciliar el sueño. Intenta aparcar tus problemas personales antes de dormir: no dejes que los conflictos laborales o familiares te quiten el sueño. Otro aspecto esencial es, por supuesto, la cama. La cama es para dormir. No leas, estudies o veas la televisión en ella: te desvelarás. Tampoco debemos pasar por alto las características técnicas de nuestro lugar de descanso: elegir un buen somier y el colchón adecuado –los de dureza intermedia son los más recomendados–, así como una almohada que mantenga la espalda alineada nos evitará serios problemas de salud en el futuro.

¿Qué te quita el sueño?
Las causas que provocan el insomnio son diversas: desde un trauma o incluso el hecho de cambiar de trabajo. Los expertos aseguran que quienes lo padecen tienen dificultades para dormirse en menos de treinta minutos y mantener el sueño durante varias horas.

Si te despiertas a menudo por la noche y no puedes volver a dormir puede que padezcas insomnio, uno de los trastornos del sueño más comunes que afecta en la actualidad a un tercio de la población mundial. Tras enfundarse en las sábanas, millones de personas luchan cada noche para intentar ‘pegar ojo’. Sin embargo, según estudios de la Asociación Ibérica de la Patología del Sueño (AIPS), sólo un 10% de los insomnes está tratado de manera adecuada.



Dormir es descansar, recuperar.


Por lo tanto, hay que dormir bien para vivir mejor :D


fuentes: http://www.fluvium.org/textos/vidahumana/vid148.htm, http://ideasana.fundacioneroski.es/web/es/10/dormir/





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miércoles, 1 de julio de 2009

Probablemente habrás oído incontables veces que hacer ejercicio es "bueno para ti” pero ¿sabías que, de hecho, también puede ayudarte a sentirte bien? Hacer la cantidad adecuada de ejercicio puede aumentar tus niveles de energía e incluso ayudarte a encontrarte mejor desde el punto de vista emocional.

Efectos beneficiosos del ejercicio

Los expertos recomiendan que los adultos hagan más de 60 minutos de actividad física entre moderada y vigorosa cada día.

  • El ejercicio es bueno para todas las partes del cuerpo, incluyendo la mente. El ejercicio hace que el cuerpo produzca endorfinas, unas sustancias químicas que nos hacen sentir en paz y felices. El ejercicio puede ayudar a algunas personas a dormir mejor. También puede ayudar en los problemas de salud mental, como la depresión leve y la baja autoestima. Además, el ejercicio puede proporcionar una verdadera sensación de logro y orgullo cuando se alcanzan determinadas metas –como batir el record personal de 100 m lisos.

  • El ejercicio puede ayudar a tener mejor aspecto. La gente que practica ejercicio quema calorías y se ve más enjuta que la que no lo practica. De hecho, hacer ejercicio es una de las mejores formas de mantener un peso saludable.

  • Hacer ejercicio para mantener un peso saludable también reduce el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades, incluyendo la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial. Estas enfermedades, que solían ser propias de los adultos, cada vez son más frecuentes en los adolescentes.

  • El ejercicio ayuda a envejecer bien. Las mujeres son especialmente proclives a un trastorno denominadoosteoporosis (debilitamiento de los huesos) cuando se hacen mayores. Los estudios han constatado que los ejercicios que implican cargar el propio peso, como correr o andar deprisa, ayuda a las chicas (¡y a los chicos!) a mantener fuertes los huesos.

Una rutina de ejercicio físico bien equilibrada consta de tres componentes: ejercicio aeróbico, ejercicios de fuerza y ejercicios de flexibilidad.



El ejercicio físico nos beneficia e influye en la calidad de vida y también en la longevidad, hay estudios serios que muestran como aumentando el gasto en calorías con el ejercicio es decir caminando una hora diaria aumenta la expectativa de vida en 2 años, otro estudio concluye que por cada hora de ejercicio fuerte tipo aeróbico ó spinning es remunerado con dos horas de vida adicional.

Con el ejercicio no solo se refuerza el sistema cardio vascular, para llevar mas sangre y oxigeno a los tejidos, sino que se benefician otros sistemas de órganos, la digestión, la función renal , el sistema inmunológico, sistema que es vital para responder a las infecciones con defensas adecuadas, otros beneficios incluyen la reducción de la presión arterial y reducción en los niveles de colesterol.

Con el ejercicio nuestro organismo asimila mejor los nutrientes y elimina mas eficazmente las toxinas ó los radicales libres productos del metabolismo interno. A esto se le debe acompañar con una ingesta abundante de agua pura.

Otro de los beneficios que se nota con el ejercicio es una mejoría en la memoria y en la manera o rapidez que respondemos a situaciones por decir inesperadas o nuevas. También podemos notar una mejoría en la manera que encaramos las tareas cotidianas del diario vivir, habrá mayor motivación y mejor ánimo para todo.

Esta disposición o deseo de hacer ejercicio o deporte no es para competir con los demás, sino que es un deseo personal de sentirse mejor, así las metas serán individuales y los logros los valoramos de manera similar.

¿Qué es adecuado para mí?

Una de las principales razones de que la gente abandone los programas de ejercicios es la falta de interés. Si lo que estás haciendo no es divertido, es difícil que lo sigas haciendo. La buena noticia es que puedes probar multitud de deportes y actividades hasta dar con el que te más te inspire.

A la hora de elegir el ejercicio adecuado para ti te puede ayudarte reflexionar sobre cuál es tu personalidad deportiva. Por ejemplo, ¿te gusta hacer ejercicio solo y sin tener que adaptar tu horario al de otras personas (en cuyo caso, tal vez te irían bien los deportes que se practican a solas, como el ciclismo o elsnowboard), o te gusta la motivación compartida y el compañerismo asociados al hecho de formar parte de un equipo?

También deberás considerar los aspectos prácticos, como si la actividad que has elegido es asequible a tu bolsillo y accesible (por ejemplo, actividades como montar a caballo son más difíciles para las personas que viven en una ciudad) y cuánto tiempo puedes dedicar a la actividad.

Es una buena idea conversar con alguien que entiende sobre ejercicios como un entrenador o un asistente de gimnasio. El o ella pueden ayudarte a empezar un plan de ejercicios que sea adecuado a tu estado físico.

Otra cosa a tener en cuenta es el tema de tu estado de salud física y como el ejercicio puede afectarla. Los médicos saben muy bien que a la gente le hace bien el ejercicio de condicionamento, incluso aquellos con minusvalía física o con enfermedades crónicas como el asma. De todos modos si tienes un trastorno de salud u otros temas a considerar (como sobrepeso o mal estado aeróbico) habla con tu médico antes de comenzar el plan de ejercicios. Así puedes saber de antemano que ejercicios evitar.


fuentes: http://www.susmedicos.com, http://kidshealth.org


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